FACTORES DE PRECISIÓN. TÉCNICAS DE LIMPIEZA DEL CANÓN.

Un cañón puede estar sucio con óxido, plomo o cobre, pero más frecuentemente lo está con una mezcla de estos tres componentes. Texto y Fotografías: Daniel Stilmann.

Mantener el cañón del arma perfectamente limpio ayuda a la precisión y a evitar incidentes peligrosos por aumentos de presión.

Fotografía: Depósitos lineales de cobre. Esa disposición geométrica es lo que los diferencia de las manchas por óxido, que son de contornos irregulares.

Generalidades.

La precisión de un arma depende de múltiples factores, entre ellos la limpieza del cañón y del diámetro interno del mismo. La medición de éste último será tratada posteriormente, por lo tanto nos referiremos aquí a las técnicas de limpieza.

Además del acumulo de residuos que producen por metales y óxido, el cañón puede presentar marcas de corte de las herramientas empleadas en su confección. Estas marcas no pueden ser consideradas como suciedad, sin embargo su presencia ayuda a la acumulación de cobre y plomo, alterando la precisión del arma, y por lo tanto deben de ser removidas.

Éste proceso de eliminación de dichas marcas se conoce como fire lapping, y consiste en el pulido de la superficie interna del cañón realizado a alta presión y temperatura, empleando abrasivos de diferentes mallas (granulometría) Sí bien estos abrasivos pueden, y de hecho son empleados en los procedimientos de limpieza más abajo descriptos, no debe confundirse el fire lapping con los mismos. Ésta técnica de pulido será descripta en un capítulo por separado.

Por último, y esto es importante recordar, un cañón y su recámara pueden estar sucios con restos de los materiales empleados para limpiarlos, y estos restos son tan o más perjudiciales para el arma y su precisión que los tres elementos mencionados anteriormente. La mezcla de aceites con carbón de pólvora, tierra o arena puede formar un abrasivo que come material de la recámara y de la superficie de los tetones de cierre y mortajas sobre la cual asientan los mismos alterando el espacio de cabeza.

Para poder emplear la técnica de limpieza adecuada, antes de comenzar con la misma es necesario saber "ver y reconocer" el problema para poder realizar un diagnóstico de certeza, de manera de aplicar la terapéutica correcta. Pero a menos que se posea un endoscopio, recorrer visualmente el interior de cañón no es algo sencillo de realizar. Sin embargo no es necesario. Con lo poco que se puede observar en ambos extremos del cañón, se puede deducir cual es el estado del resto del mismo.

Como se dijo, las únicas porciones del cañón a la cual tenemos acceso visual directo es a los dos o tres centímetros iniciales y terminales de éste, eso es a la recámara y boca. Éstas secciones pueden ser inspeccionadas visualmente mediante el uso de una lupa y una linterna, la cual puede ayudar para iluminar desde la boca del arma, o por el contrario desde la recámara (en los fusiles a cerrojo, de quebrar o tipo take down)

Pero éste método no provee de la amplificación necesaria para ver los pequeños detalles como acumulación de materiales, o para distinguir por la coloración entre depósitos de óxido o de cobre. Para ellos se precisa de un microscopio, o en su defecto de una cámara fotográfica.

Para comenzar pase un trapo con una mínima cantidad de aceite por dentro del cañón. Esto tiene la virtud de quitar alguna suciedad superficial que pueda enmascarar el verdadero problema y hacer resaltar por contraste aquellos detalles que desea poner en evidencia. Con la ayuda del flash de la cámara obtenga varias fotografías desde la recámara y la boca del arma (como las de éste artículo), de tal manera que se vea una parte del interior del cañón. Amplíe las fotografías. Lo ideal, por la rapidez del proceso y su economía es hacer las tomas con una cámara digital y luego ampliarlas en la computadora (ordenador)

Puede encontrar que su cañón se halla inmaculado, oxidado, sucio con cobre, plomo, o una mezcla de aceite y restos de pólvora y tierra. Raramente se verán en ésta sección las marcas por corte de las herramientas, aunque es posible que aparezcan.

Un cañón inmaculado se verá como en la última fotografía de éste artículo. Para llegar a ese estado el mismo fue pulido por el método del fire lapping y rigurosamente mantenido de allí en más. La fotografía es lo suficientemente elocuente como para precisar de explicación alguna.

LIMPIEZA.

Mantener un cañón en buenas condiciones es lo correcto y resulta más sencillo de lo que parece.

Solamente se precisa de una técnica de limpieza correcta. Pero, ¿cómo se diferencian entre sí los diferentes depósitos?

Fotografía. El mismo cañón de la fotografía inicial tratado con aceite y pasta de pulir de malla 1200. Los filamentos que se observan corresponden al paño empleado.

Un cañón oxidado presentará manchas irregulares al azar o puede llegar a cubrir toda la superficie observada, la cual lucirá rugosa, como la cáscara de una naranja.

La diferencia con un cañón "encobrado" es que éste último presentará superficies longitudinales cubiertas por cobre, de color pardo amarillento alternadas con superficies de color oscuro, muy brillantes o no, que corresponden al acero. Un ejemplo de esto es la fotografía de apertura del artículo.

Por su lado el óxido afecta igualmente las crestas, caras laterales y valles de las estrías, cubriendo zonas irregulares de la superficie del cañón, mientras que las marcas por depósito de cobre tienden a ser como rayas efectuadas por el arrastre del material, de un ancho parejo a lo largo de las mismas.

Tanto la remoción del óxido como la del cobre, plomo, restos de pólvora y materiales abrasivos como tierra y arena requieren de un mismo método de limpieza.

ELEMENTOS DE LIMPIEZA.

Los mismos deben ser de bajo costo, simple adquisición y empleo. La limpieza se realiza por desplazamiento del material ofensor evitando emplear ácidos y corrosivos como en el pasado.

Fotografía. Elementos de limpieza.

Los elementos de limpieza consisten en una baqueta, un cepillo de alambre de menor calibre a la del arma a limpiar, viruta o lana de acero como la que se emplea en la limpieza del hogar, aceite para maquinarias, palillos con extremo de algodón, trapos limpios y algún solvente como bencina o alcohol de uso medicinal, los cuales se emplean para remover los restos de aceite.

Coloque el arma en posición vertical con la boca de la misma apuntando o apoyada sobre el piso. Es conveniente que el arma no entre en contacto con el suelo, de modo que coloque un trapo doblado como apoyo.

Con la baqueta pase un trapo ligeramente embebido en aceite por dentro del cañón. Introduzca el trapo seco por la recámara hasta la mitad del cañón. Luego de vuelta el arma y agregue unas gotas de aceite por la boca. No introduzca el trapo aceitado por la recámara. Solamente logrará lubricarla, lo cual no desea hacer.

Con el arma nuevamente apuntando hacia abajo haga recorrer dos o tres veces la baqueta por el interior del cañón, pero evitando que el trapo penetre en la recámara. Luego empuje la baqueta hasta que el trapo asome por la boca y retírelo. Con un poco de suerte y buena técnica sólo habrá aceitado el interior del cañón. Retire la baqueta.

REMOCIÓN DEL ÓXIDO Y DE RESTOS DE COBRE Y PLOMO.

Suponiendo que ha determinado que su cañón presenta una mezcla de óxido con plomo y cobre, éste es el momento de removerlo.

Fotografía. El "perlado" que aparece sobre la cara anterior de la recámara son gotas de aceite que tendrán que ser removidas para evitar que la tierra y otros elementos terminen aglutinándose con el mismo formando una pasta abrasiva que terminará alterando el espacio de cabeza por pulido de los tetones de cierre y mortajas.

Reemplace el trapo en la punta de la baqueta por el cepillo de alambre. Una vez enroscado a la misma tome una hebras de lana de acero y comience a envolverlo con la misma desde uno de los extremos, tratando de hacerlo en forma homogénea. Vaya agregando lana de acero hasta que le cueste un poco de trabajo pasarlo por dentro del arma.

Retire la baqueta y agregue un poco más de viruta y vuelva a pasarlo varias veces por el cañón. Si la resistencia opuesta es mucha agregue aceite por la boca. Con el arma en posición vertical haga recorrer el cepillo veinte veces por dentro del arma, sin que sobresalga por la recámara o la boca.

Coloque la baqueta con el trapo limpio dentro del cañón y lleve todo el conjunto hacia delante hasta que sobresalga por la boca. Recién allí embeba el trapo en un solvente, y colocando nuevamente el arma boca pase el trapo cinco veces por dentro del arma. Retire el trapo sucio por la boca del arma y repita la operación anterior hasta que el trapo salga limpio.

La idea es remover todos los restos de la mezcla de aceite con viruta de acero, cobre y plomo de adentro del cañón, y por sobre todas las cosas no ensuciar la recámara con estos residuos. Por éste motivo es que se trabaja con el arma boca abajo, para que por gravedad todos los líquidos y residuos sólidos sean arrastrados hacia la boca.

El último trapo empleado en la limpieza del arma, que debe de salir sin restos de aceite, se embebe en solvente y con mucho cuidado, para no manchar la culata, se introduce en la recámara desde atrás a fin de remover cualquier posible residuo que halla quedado en la misma. Luego se la inspecciona visualmente, y si está aún sucia se puede terminar de limpiar con los palillos con algodón.

El aceite dentro de la recámara, o en la cara de la misma sobre la cual apoyan los tetones de cierre presenta dos problemas. La acumulación de tierra y otros materiales termina formando una pasta abrasiva que puede terminar alterando la presión de cierre y el espacio de cabeza. Lo que esto puede hacer sobre la precisión no es precisamente algo que pueda considerarse como bueno.

Pero el aceite solo dentro de la recámara también es capaz de alterar el punto de impacto entre disparos. Durante la deflagración de la carga, la vaina se expande y se "pega" a las paredes de la recámara. Sí la misma se encuentra lubricada la vaina se mueve hacia atrás y luego hacia delante por las fuerza y contra fuerza generada, incidiendo en la precisión, siendo ésta la razón para mantener una recámara seca mientras se pueda.

RESUMEN.

Mantener el cañón del arma perfectamente limpio ayuda a la precisión y a evitar incidentes peligrosos por aumentos de presión.

Pero es necesario saber como realizar la tarea y evitar ensuciar más el arma depositando aceite y residuos en la recámara.

Sin embargo, un cañón ligeramente aceitado en forma homogénea reduce las presiones dentro del mismo haciendo que la velocidad entre disparos presente una menor variación, mejorando de ésta manera la precisión.

Fotografía. Cañón pulido a espejo por el sistema de fire lapping. Una superficie lisa dificulta la acumulación de residuos de diferente naturaleza haciendo más fácil la limpieza y el mantenimiento correcto del arma.

Además de esto se debe de tener cuidado de no introducir por la boca del arma el cepillo con lana de acero, ya que la misma podría afectar a la corona de la boca.

Recuerde de mantener siempre el arma boca abajo cuando emplea aceites y solventes, de manera tal que el exceso de ambos se escurra por la boca. El aceite que por reflujo alcance la recámara puede desplazarse por gravedad hacia la zona del cajón de mecanismo.

Sí logra ponerse en contacto con la madera de la culata esta terminará absorbiéndolo. El problema d esto es que una vez expuesta el arma al sol, como ocurre durante una cacería, el aceite comienza a ser "transpirado" por la madera.

Las moléculas de aceites son las bases de los olores. En un día caluroso estas moléculas son arrastradas por el aire a distancias enormes, irritando los apéndices nasales de más de un animal, e invariablemente entre estos justo aquél tras el cual nos hallábamos, que una vez reconocido el aroma procederá a desalojar el área en busca de otra más saludable.

Los solventes, sí bien pueden tener una base grasa, al evaporarse rápidamente no presentan el problema de los aceites, pero pueden afectar al acabado de la culata. Por lo tanto, sea cuidadoso con el empleo de cualquiera de ellos.

Sí mantiene una buena técnica de limpieza sólo deberá limpiar la recámara al final del día.Sí está tirando al blanco, cuenta con el tiempo y desea mantener una dispersión de los impactos reducida, pase el cepillo con la lana de acero luego de cada disparo, seguido por los consabidos trapos con solvente para remover el aceite.

Una buena forma de aprender con que frecuencia debe limpiar su arma consiste en ir probando a cuantos disparos seguidos sin limpiar el cañón puede uno "estirarse" sin que comiencen a aparecer impactos erráticos. Puede ser que tenga que limpiar luego de cada dos, tres o cinco disparos, dependiendo de cada arma en particular y de su nivel de exigencia para con la misma. Como sea, no tome esto como una regla fija. Realice sus propias pruebas hasta determinar que es lo mejor para su arma. Sí tiene alguna duda escríbame empleando la casilla para mensajes que se encuentra a la izquierda de la pantalla.

por Daniel Stilmann