FACTORES DE PRECISIÓN. EL DIÁMETRO DEL CAÑÓN.

La precisión de un arma es función de dos grupos de factores. Texto y fotografías: Daniel Stilmann.

En el primero se encuentran aquellos relacionados directamente al arma, mientras que al segundo grupo lo constituyen factores ajenos a la misma.

Entre los primeros los más importantes son el cañón, del cual hay que tomar en consideración la corona, el estado de las paredes y el diámetro interno del mismo, el gatillo, y por último el asentamiento entre madera y metales. El segundo grupo está dado por el tirador, la calidad de la munición (recarga artesanal versus munición comercial) y de los aparatos de puntería, el apoyo del arma y factores ambientales.

Fotografía . La corona es el último punto del cañón sobre el cual el proyectil hace contacto antes de comenzar el vuelo libre. De que la misma se encuentre dentro de medida y formando un ángulo recto con el eje del arma depende la precisión.

Veremos aquí como se mide el diámetro de un cañón a todo lo largo del mismo, y no solamente en su boca como se hace, y la implicancia que estos factores tienen sobre la precisión. También mencionaremos los motivos para esas variaciones anormales y cuales son las medidas correctivas en los casos en que estas pueden ser aplicadas.

Un cañón subdimensionado con respecto al diámetro del proyectil que dispara elevará las presiones en forma peligrosa, dando por resultado, en el mejor de los casos, a una disminución de la precisión, un severo retroceso y un cerrojo difícil de abrir. Esto es algo infrecuente y que en la vida real sólo acontece debido a errores humanos. Un retroceso severo marcado con una dificultad evidente en la apertura de la acción son los síntomas que presentará el arma y que deberían hacernos pensar en la posibilidad.

Por otro lado, un cañón que presente un diámetro mayor al requerido a lo largo de todo su recorrido, ya sea por desgaste o por el empleo de proyectiles subcalibrados, hará que el proyectil se desplace a lo largo del mismo "rebotando" de pared en pared, lo cual obviamente no hará mucho por la precisión del arma. La solución más simple, efectiva y económica, en caso de un cañón desgastado, consiste en emplear puntas de plomo adecuadas de la dimensión del cañón.

Existe una tercera condición con respecto al diámetro interior del tubo, en la que solamente un trecho del mismo está dilatado, lo cual da origen a un fenómeno llamado "erosión del metal por corte por gases a alta presión y temperatura (flame cutting)".

En estas condiciones los gases sobrepasan al proyectil al llegar a la dilatación, produciendo una erosión intensa de las paredes del cañón que se encuentra por delante. Todo esto por supuesto redunda en una dispersión anormal de los impactos y pérdida de energía del proyectil.

MIDIENDO LA BOCA DEL ARMA.

La forma en que frecuentemente se mide un cañón es tomando las dimensiones de la boca del mismo sobre las estrías y sobre los valles de las mismas (para esto debe de conocer el calibre nominal y el calibre real del cañón para ese cartucho)

Fotografía. Midiendo el diámetro del cañón tomado en los valles de las estrías. En éste caso, un cañón de 7,65 x 53, la medida corresponde a .312. Tomada en los picos de las estrías es igual a .303.

En el mejor de los casos la medición en la boca del arma sólo nos indicará el estado de esa sección del cañón, pero nada nos dirá del resto del mismo. En éste punto recuerde que la precisión depende de la integridad de todo su recorrido, y no solamente de un trecho del mismo.

Una boca que se encuentre agrandada por erosión, y que además no se encuentre en un plano recto con respecto al eje del arma, hará que una sección del contorno de la base del proyectil abandone el contacto con las paredes del cañón antes que la otra. Esa presión despareja sobre el proyectil al momento de iniciar su vuelo libre redundará en una pérdida de alineación con respecto al punto de impacto escogido.

El error más frecuente que presenta ésta técnica (medir solamente la boca del arma), es que en caso de estar ésta última fuera de medidas terminamos asumiendo que todo el cañón está en iguales condiciones, lo cual raramente es cierto.

Es obvio entonces que sí deseamos descartar una posible alteración del diámetro como causa de la falta de precisión tendremos que medir el cañón en toda su longitud, y no solamente en su boca. La dificultad consiste en cómo llevar a cabo esta medición.

ELEMENTOS DE MEDICIÓN.

Los elementos son simplemente un proyectil de plomo debidamente medido, una baqueta de empuje, aceite, una masa de madera y un calibre.

Fotografía. Bala de 180 grains calibre .312 (7,65 X 53), y baqueta empleada para forzarla por dentro del cañón. Nótese las estrías perfectamente delineadas sobre el proyectil.

El proyectil debe de ser del calibre del cañón a medir o de una milésima de pulgada mayor, el cual se consigue en las armerías dedicadas a la venta de insumos para recarga.

Retire el cerrojo del arma. Limpie el cañón y déjelo con una ligera capa de aceite para facilitar el paso de proyectil. Recuerde que será Ud. quien fuerce el paso del mismo con la ayuda de la baqueta y la masa.

Coloque el proyectil en la boca de la recámara y luego golpeando en forma suave, para no doblar la baqueta o rayar el cañón, comience a empujar el proyectil. Pueden ocurrir tres cosas.

Que el cañón presente una resistencia apareja al avance del proyectil a lo largo de toda su extensión, lo cual es lo ideal. Esto significa que el mismo presenta un diámetro constante en toda su extensión, y que ese diámetro es igual o menor que el del proyectil.

La segunda posibilidad es que el proyectil recorra todo el cañón casi sin resistencia, lo cual nos está diciendo que el mismo se halla fuera de dimensiones por desgaste o por alguna otra razón. En ese caso, y sí el cañón aún presenta buenas estrías, el problema de la precisión puede ser solucionado disparando proyectiles de plomo de un diámetro un poco mayor, aunque adecuado para el arma en cuestión.

En ocasiones muy contadas ocurre que los fabricantes producen proyectiles para un mismo cartucho que difieren en .001 de pulgada, como en el caso de las puntas fabricadas para el 7,65 Argentino, el .303 British y el 7,5m Arisaka (los tres son iguales en diámetro pero difieren en el tipo de vaina) que se producen en calibre .311 (Sierra, Remington, Speer), .312 (Hornady) y .313 (Fabricaciones Militares de Argentina) En estos casos un cañón gastado puede recuperar su antigua precisión por el simple hecho de recargar su munición con una punta de mayor diámetro.

La tercera posibilidad es que el proyectil al ser empujado por dentro del cañón presente zonas de resistencia normal, seguida por un trecho de baja resistencia, indicando una dilatación en el recorrido. Esta condición no tiene solución, a menos que la zona dilatada se encuentre muy cerca de la boca del arma, en cuyo caso es factible reparar el problema cortando la sección afectada.

LA BOCA DEL ARMA.

Una zona a la cual hay que prestar particular atención a la resistencia ofrecida es al último tramo del cañón, incluso hasta que el proyectil haya dejado la boca del arma.

Ésta zona corresponde a la boca del arma y a la corona, y es la última parte del cañón que hace contacto con el proyectil antes de que éste se encuentre totalmente libre de toda guía.

Fotografía. El proyectil al momento de dejar la boca del arma. Es importante que la resistencia al paso del proyectil en la boca del cañón sea igual a la ofrecida durante todo su trayecto por dentro del mismo. Las medidas de las estrías del cañón se toman de la impresión que dejan sobre el proyectil.

Una boca fuera de dimensiones, o una corona que no forme un prefecto ángulo recto con el eje axil del cañón, afectan seriamente la precisión, siendo responsables por lo que se denominan "disparos voladores", que no son más que impactos aislados e impredecibles que caen por fuera de la dispersión media del arma.

MEDICIÓN DEL PROYECTIL.

Una vez que se ha logrado que el proyectil salga por la boca del cañón se procede a medir su diámetro por fuera de las estrías marcadas en su superficie, y luego se mide la profundidad de las estrías.

Por ejemplo. Las estrías del cañón correspondiente al cartucho calibre 7,65 x 54 deben medir .005 de profundidad y .165 de ancho. El diámetro del proyectil empleado en la prueba medido en el valle de dos estrías opuestas arrojó una medición de .302. El diámetro fuera de las estrías fue de .31175", lo cual nos deja con una diferencia de .00925" de pulgada.

Esto significa que la altura de las estrías es de .00485 en lugar de .005, por lo cual se puede afirmar que el cañón ha sufrido un pequeño desgaste a expensas de los picos de las estrías.

Fotografía. Medición del proyectil luego de su paso por dentro del cañón. El calibre indica .31175". El desgaste sufrido es igual a .0025", que es lo que falta para alcanzar la medida original de .312".

Luego se inspeccionan en forma visual y táctil las marcas dejadas sobre la superficie del mismo, de las cuales nuevamente los canales de las estrías son las más importantes. Para realizar ésta inspección es conveniente valerse de una lupa.

Se debe de prestar atención a los bordes y la superficie de las estrías, comparándolas entre sí, buscando restos de óxido, marcas anormales como rayas, rugosidades, etc. Un estudio exhaustivo del proyectil empleado para la medición puede decirnos mucho sobre el estado actual del cañón y la técnica de fabricación empleada en el mismo.

Una mancha de óxido a mitad del cañón raramente será detectada, a menos que se emplee un endoscopio. Sin embargo los restos de óxido que quedan sobre el proyectil de plomo nos alertarán del problema. Tratarlo y devolver la precisión al cañón es algo sencillo y que cualquiera puede realizar.

Para poder emplear el método de limpieza correcta es necesario primero saber ver y reconocer el problema, de manera de poder aplicar la terapéutica adecuada.

Tanto la remoción del óxido, de las marcas de corte de las herramientas empleadas en la fabricación de los cañones, como la eliminación del cobre y el plomo requieren de métodos diferentes de simple aplicación que no hacen al tema en cuestión y que por lo tanto veremos por separado (Ver en ésta misma página el artículo titulado Precisión. Limpieza del arma)

por Daniel Stilmann