El artículo describe un fusil deportivo Halger fabricado en la década de 1920 adquirido por el autor recientemente.
Durante el ensayo se pone en evidencia que 75 años atrás los alemanes poseían un sistema de repetición que hasta hoy no fue superado, y que en otros aspectos recién estamos alcanzando aquella vieja tecnología, como es el caso de las puntas de caza.
Fotografía. Nótese los detalles del arma como el doble gatillo, la manija del cerrojo doblada en forma de "pata de perro" y los refuerzos laterales en madera coincidentes con las paredes laterales del almacén del arma.
Durante los años que transcurrieron entre el final de la Primera Guerra Mundial, y el comienzo de la Segunda, la región de en Alemania se transformó en un importante centro de fabricación de armas deportivas de dicho país.
De allí, y de otras regiones cercanas en Alemania, salieron fabricantes y armeros como (que formaron la firma Halger, fabricantes del arma que hoy nos ocupa), Sauer & Sohn,Haenel & Schilling, Vom Hofe, y Brenneke, la mayoría de ellos diseñadores además de sus propios cartuchos.
Estos hombres eran el equivalente de los ingleses Rigby, Jefferey,Westley Richards, Vickers,Maxim (no era inglés) y Holland & Holland, por nombrar algunos.
De haber tenido la guerra un fin diferente, probablemente hoy los nombres de estas firmas alemanas serían palabras corrientes entre los cazadores argentinos y de los del resto del mundo, tal como lo son Winchester o Remington (sí bien en estos días Sauer es mencionado cada vez con mayor frecuencia)
Sin embargo la Guerra terminó como terminó, y entre otras cosas con los armeros de Sühl,
y lo que la conflagración destruyó en el lado de los perdedores, los avatares de la economía mundial lo hizo luego con los vencedores.
Dibujo. Cartucho .335 Halger Magnum con punta de caza de 240 grains, ¡lanzada a 3.125 p/s! Nótese los detalles de diseño de la punta y la similitud existente con cierta munición "nueva" de iguales características.
Hoy Rigby pertenece al escritor americano, y H&H al grupo Channel de perfumes para mujer. En definitiva, 60 años después de la Guerra lo único que quedó incólume de esa industria armera de ambos lados del Canal de La Mancha ha sido Sauer.
Una forma de comprender el avance tecnológico alemán en materia de armas, algo para apreciar, es contemplando las velocidades anunciadas para los cartuchos de Halger en su catálogo de 1930 y comparándolas con las velocidades actuales.
Las mismas eran de 3.900 p/s para una punta de 100 grains en el .244 Halger Magnum, 3.500 p/s para las puntas de 145 grains en el .280 de igual nombre, y lanzaba a 3.125 p/s las puntas de 240 grains desde su .335 Halger. ¡Todo esto en un tiempo en que los americanos recién estaban saliendo de la sorpresa de tener un cartucho, el .270 precisamente, que era capaz de lanzar una punta de 140 grains a 3.000 p/s, o sea unos 500 pies menos que el .280 Halger!
Según Ludwig Olson, experto en armas Máuser, existen sospechas de que los rifles de Halger eran tratados térmicamente para soportar las presiones anormales a los cuales eran sometidos al disparar los cartuchos fabricados por esa firma. Las velocidades alcanzadas en aquella época son aún hoy, difíciles, sino lisa y llanamente imposibles de alcanzar.
Contaban con la ventaja de que en su país se fabricara la acción 1898 y la mejor pólvora del mundo, lo que adquirían en DWM,
dueña de, FN,Rottweil y Centrallite, la compañía que desarrolló la primera pólvora progresiva en 1903.
Fotografía. Detalles de punteado sobre el puente anterior de la acción del Halger. La intención del mismo era la de crear una zona de "sombra" que ayudase al cazador a ubicar su blanco matando los reflejos sobre el puente de la acción.
Estas prorrogativas daban al grupo enormes ventajas técnicas sobre el resto de la industria de armas deportivas del globo, y apenas terminada la Segunda Guerra Mundial los intereses privados americanos, ingleses y franceses se apresuraron en desmantelar y saquear a la competencia, aunque siguen pagando hasta el día de la fecha los royalties correspondientes para poder emplear el diseño de la acción 1898.
De aquella época de esplendor correspondiente al período 1920 a 1940, América del Sur se benefició importando de armas deportivas de gama media producidas en Alemania.
Aquí no llegaban los costosos dobles, drillings y otras armas de lujo ya que se carecía de la fauna adecuada que los justificase. Sin embargo por aquellos años podía encontrarse en Pedro Worm de Buenos Aires, armas producidas por Oberndorff (las más conocidas) y del resto de Alemania.
Fotografía. El arma el autor, un clásico fusil Tipo B de la región de Sühl en perfecto estado de conservación.
Estas armas de Sühl eran fáciles de reconocer por cinco detalles altamente distintivos: la culata de un diseño muy particular, denominada tipo B o continental, la inconfundible acción 1898, el doble juego de gatillos, la anilla del porta-correa soldada al cañón y no atornillada a la chimaza, y el escaso peso del arma.
Sobre éste diseño básico las armas y culatas se embellecían en fábrica a pedido del cliente con grabados y bajorrelieves, miras telescópicas (un lujo para la época) u ortópticas, culata hasta la punta y diferentes tipos de cantoneras. Los diferentes cartuchos para los cuales se recamaraba estas armas pasaban la centena.
Para darse una idea de la variedad de la oferta de la industria alemana de armas deportivas, mencionaremos que la fábrica de en 1930 producía seis tipos básicos de rifles, los modelos A, B, C, K, M y S con un total de más de 160 variaciones.
En un tiempo en que las cosas se pagaban por la excelencia de sus materiales y terminación, el costo de una de estas armas no era exactamente igual a la de un Remington o Winchester, superándolos en dos o tres veces en su valor. Lógicamente su terminación y prestaciones también superaban de igual manera a las de la competencia.
Los fusiles de Halger mantenían la clásica línea alemana, continental o también denominada tipo B.
El mismo luce una típica culata continental, con sus refuerzos laterales y el clásico extremo anterior rebatido denominado schnabel. La misma es elegante y muy estilizada, sin rebusques ni profusión de material, y sólo presenta un (aparente) exceso de madera en los muy bien pensados y justificados refuerzos laterales, que corresponden a la acción y el cajón de mecanismos.
Estas culatas estaban básicamente diseñadas para disparar desde la posición de pie, la más común en la caza, y carecían de cualquier tipo de concesión como para facilitar el disparo desde la posición de sentado o apoyado, ya que las mismas añadían peso al arma.
Fotografía. La "h" de identificación Halger. Nótese la.
Éste diseño le confería a las culatas continentales una belleza que las fabricadas para Inglaterra, o tipo A carecía, además de hacerlas más pesadas. El exceso de peso talvez podría haberse justificado sí se tiene en cuenta que los ingleses poseían un sus colonias la fauna más peligrosa y grande del mundo, lo que los obligaba a empelar cartuchos de mayor retroceso. Debido a éste contratiempo es probable que unos gramos de más en aquellas culatas fuesen bienvenidos, ya que hacían al arma un poco más manejable.
El sistema de puntería está compuesto por la clásica mira librito de dos hojas, más un guión de bronce encastrado con una cola de pato. Sobre la rampa del guión se presenta un rayado con pequeños círculos destinado a matar el reflejo del sol sobre el metal, al igual que sobre el puente de la acción. Ésta pseudo decoración destinada a facilitar la toma de puntería era una característica de las armas producidas en Suhl (ver dibujo adjunto de la época)
Ni el alza ni el guión de éste arma permiten la corrección en deriva, pero esas armas no abandonaban fábrica sin haber tenido la absoluta certeza que el sistema de mira funcionaba correctamente.
Para constatar lo expuesto, el autor realizó una prueba de cuatro disparos a 50 metros empleando munición de guerra tipo S de 154 grains de procedencia turca, elaborada en 1949. Con la misma, tirando con apoyo y empleando las miras abiertas de fábrica, la dispersión del grupo fue menor a una pulgada (.947), lo cual habla de la calidad y de la precisión de la cual es capaz el arma, aún 70 años después de haber dejado su Alemania natal.
Fotografía correspondiente a la prueba de polígono realizada.
En referencia al sistema de puntería que presentaban las armas deportivas del período, es factible encontrar inscripta en algunas de ellas la información pertinente al cartucho que se recomendaba emplear. En algunos casos, la información detallaba la cantidad y tipo de pólvora, así como el peso y el tipo de proyectil recomendado.
Incluso las hojas de las miras tipo librito podían venir con la distancia grabada en ellas a la cual se debían emplear, particularmente en los modelos A que estaban recamarados para cartuchos ingleses y americanos. Las armas destinadas al mercado europeo no presentaban ésta información, ya que los fabricantes eran concientes de las dificultades que los cazadores fuera de Alemania tendrían para conseguir precisamente el tipo de munición que ellos recomendaban.
La anilla del porta-correa está soldada al cañón, en lugar de encontrarse atornillada a la chimaza como en la mayoría de las armas modernas. Esto no afecta a la precisión como se dice, al menos no lo hace en un arma de caza, pero permite transportar el arma más cómodamente, ya que al estar el anclaje anterior bastante adelante en el arma, al colgarla del hombro la punta del cañón no sobresale por encima del mismo, de manera tal que permite caminar dentro del monte sin mayores problemas.
Además de la acción, la otra joya de ingeniería que éstas armas presentaban, era el doble gatillo al pelo, que permitía se lo regulase sin tener que desarmar el arma para ello.
Estos gatillos facilitan tanto el disparo, particularmente en situaciones de caza, que una vez habituado a los mismos resulta difícil disparar con los demás en forma precisa.
Fotografía. Dibujo de un catálogo de 1920 mostrando un fusil típico de Sühl. Nótese el punteado sobre la acción y la manija del cerrojo tipo "cucharita o pico de pato"
De los dos gatillos que presenta, el posterior es el que se emplea para montar el sistema de disparo. Una vez montada el arma se encontraba preparada para disparar, para lo cual bastaba ejercer una presión mínima sobre el gatillo anterior.
Los cañones se compraban en bruto a DWM. Los mismos venían ya recamarados y con dos tipos de estrías. Los fusiles B, destinados al mercado alemán y del resto del mundo no anglo parlante presentaban las clásicas cuatro estrías dextrógiras de Máuser, las mismas empleadas en los fusiles militares, que presentaban su cara superior plana.
Los cañones que se vendían para el mercado inglés y el americano no presentaban el escalón militar y estaban provistos con estrías tipo Withworth, de lomo redondeado, aunque se mantenía las características alemanas de profundidad.
El bajo peso de estas armas, una de las características a las cuales se hacía referencia en los catálogos de venta, era de 3.175 kilogramos (7 libras), con correa y descargado. Había modelos más livianos aún, de 2,7 kilos, construidos para mujeres y niños, que estaban armados con acciones más cortas que las normales.