EL RETROCESO Y LA PRECISIÓN.

Sumario.

La precisión de un arma, o la ausencia de la misma, es el resultado de un conjunto de factores relacionados entre sí que pocos comprenden o intentan dilucidar.

Éste artículo está destinado a aquellos cuyo objetivo es una máxima precisión, aceptando que la misma resulta de la suma de esos factores, los cuales es preciso tomar en cuenta y modificar a nuestro favor sí deseamos lograr el cometido.

Fotografía. Escasa precisión debido a su alto retroceso de una escopeta con cañón estriado del 12 Mágnum empleada con puntas sólidas de 400 grains de peso.

Generalidades.

Está claro que, entre estas variables mencionadas, el retroceso del arma juega un rol importante. Éste, junto con el bufido del cañón es el resultado de otra combinación de variables, a saber, cantidad y tipo de pólvora, peso y dureza de los materiales del proyectil, largo total y rugosidad del cañón y por último del tamaño de la cámara de combustión.

Para comprender como incide esto sobre la precisión partiremos de un concepto elemental: cuanto menor sea el retroceso de un arma, mayor será su precisión.

Las bases racionales de éste axioma no precisan de mucho análisis. Un fuerte retroceso desacomoda el arma, y por temor, o por simple acto reflejo, predispone al tirador a cerrar los ojos y a tirar del gatillo en lugar de oprimirlo con una presión constante, con los consabidos resultados.

Por lo tanto es válido plantearse como solución que disminuyendo el retroceso se achica la dispersión, lo cual es cierto. Entonces y por ejemplo, ¿el problema se solucionaría reduciendo la carga de pólvora? NO. Lamentablemente ahora vienen los "pero" y restricciones a ese simple remedio.

Emplear una carga más pequeña o una pólvora más lenta ha sido quizá la primer forma de achicar la cantidad de daño físico al hombro del tirador, pero ésta alternativa como medio para domar al potro adolece de un pequeño defecto: pérdida de energía y velocidad, lo cual ante ciertas situaciones, como la caza deportiva y en defensa, no resulta aceptable.

Por lo tanto reducir la cantidad de pólvora, que es a lo que primero se recurre NO es válido, al menos para nosotros en éste caso. Hay mejores opciones para lograr los mismos efectos.

Bueno, entonces ¿qué hacemos?

Analicemos nuevamente en que constituye el retroceso. El mismo es el resultado palpable (medido por nuestro hombro) de la presión que se genera entre la carga de pólvora y el espacio libre dentro de la vaina, que se conoce como cámara de combustión.

Funciona así. Cuanto mayor sea la carga, mayor será el retroceso. Eso está claro. Sin embargo, cuanto más grande resulte el espacio libre dentro de la vaina, MENOR será la presión alcanzada, aunque sin perder velocidad o energía, que es lo buscado. Y de éste pequeño detalle, y de otros que veremos luego, nos aferraremos para reducir el daño a nuestra anatomía y de paso mejorar nuestra precisión.

EL PRIMER PEQUEÑO DETALLE: EL LARGO TOTAL DEL CARTUCHO (LTC).

A igualdad de componentes, como lo es la carga, peso de la punta y longitud de la vaina, cuanto más largo sea un cartucho menor presión (y retroceso) desarrollará.

Dibujo. La Cámara de Combustión, representada en verde, está limitada por arriba por la base del proyectil, y por debajo por la carga de pólvora (líneas negras horizontales). La única posibilidad de alargar el LTC y agrandar la Cámara sin cambiar pesos de cargas o diseños de proyectiles es asentando éste último más afuera en la vaina.

Dijimos que al aumentar el LTC disminuye la presión inicial, y por lo tanto el retroceso. Lo que haremos aquí es partir de un ejemplo base y luego sobre el mismo ir modificando los valores para demostrar la validez de esas palabras.

Comencemos con un cartucho .30-06 cargado con 50 grains de IMR 4064 y una punta Speer BTSP (boat tail, soft point, o punta aguda en cola de bote) de 180 grains, lanzada desde un cañón de 24" a 2709 p/s, con una presión igual a 57.438 psi y un retroceso medido de 12.98 libras/pie para un arma de 3,5 kilogramos de peso (liviana). El LTC es igual a 3.340"

Comenzaremos alargando el LTC en .100" o su equivalente en el sistema métrico que es de 2,54 mm. Nuevo LTC = 3.440"

La capacidad de la cámara de combustión pasa de 3.9 cc a 4.04 cc, y la presión inicial disminuye de 57.438 a 54.203 libras por pulgada, lo cual representa una caída de ese valor del orden del 5.7 %, y una disminución de retroceso de 12.98 a 12.66 libras/pie o del 2.5%. Es poco pero es algo, recién empezamos y como dicen por ahí, todo suma. Ya veremos cuanto.

Alarguemos en otro .100" el LTC y veamos en que porcentaje se reducen los valores, los cuales quedan en:

LTC: 3.540"

Presión: 51.349 libras.

Retroceso: pasa a ser de 12.35 libras, lo que representa una disminución del cuatro punto ochenta y seis por ciento los valores originales.

Pérdida de velocidad: sesenta y cinco (65) p/s.

Ésta técnica como recurso para bajar las presiones iniciales alargar el LTC tiene dos limitaciones: la longitud del proyectil y las medidas del vuelo libre, de modo que, asumiendo que nuestro proyectil no puede ser "estirado" ya más, y que nuestro vuelo libre así lo exige, aquí es donde damos por finalizada ésta alternativa.

¿Qué más puedo hacer para reducir el retroceso y disminuir la dispersión de mi arma?

EL SEGUNDO PEQUEÑO DETALLE: LOS LUBRICANTES.

No hay cosa que haya generado mas mitos y tonterías que el empleo de lubricantes dentro de los cañones de las armas, al menos en Argentina. He aquí una triste anécdota.

El cuento lo escuché por primera vez en el Tiro Federal de Núñez, Buenos Aires, de boca de un Señor que se decía Armero y Avezado Cazador, que horrorizado al verme recubrir las balas con aceite antes de dispararlas me vaticinó (ante un público formado por sus amigos) todo tipo de calamidades.

Fotografía. La misma escopeta, el mismo tirador y condiciones, pero empleando balas 100 grains más livianas.

Según él se formaría un "globito" (SIC) en el cañón de mi arma si persistía con esa estupidez. Esto ocurrió allá por el año 1996, justo antes de la aparición del proceso de lubricación basado en el empleo de disulfuro de molibedno (Moly Coating, de Norma), y por supuesto disparé unos 20 cartuchos más y nada sucedió, ni en ese momento ni hasta ahora.

Inútil fue la analogía que le hiciera, en un vano intento por ilustrarlo, sobre lo que le ocurre al motor de un automóvil cuando funciona sin aceite. Sus creencias y mitos podían más, y su orgullo le impedía reconocer su error, particularmente frente a los presentes.

Pero veamos en números, que son precisos, que ocurre con el empleo de lubricantes y cómo estos pueden ayudarnos a mejorar la precisión por reducción de las presiones.

Nuestro último registro de presión y velocidad era de 51.349 psi y 2.642 p/s con un retroceso igual 12.35 libras/pie. Aplicamos una mano de disulfuro de molibedno a nuestro proyectil reduciendo el rozamiento y la presión se reduce a 49.634 psi y la velocidad a 2.629 p/s (pierde trece p/s) El retroceso pasó a ser ahora de doce punto treinta y tres libras, disminuyendo en total un cinco por ciento sobre los valores iniciales.

Pero, sí después de lo que ya hemos hecho hemos logrado que el retroceso se vea disminuido sólo en un cinco por ciento, ¿cómo llegar a esa mayor reducción tan anhelada?

EL TERCER PEQUEÑO DETALLE: LAS PUNTAS.

Lo primero que se debe considerar con respecto a las puntas, es que estas son capaces de producir cambios de presión por el solo hecho de variar su configuración,

aunque sean de un mismo fabricante y mantengan el mismo peso, y que esas variaciones llegan en ocasiones hasta las cinco mil libras por pulgada cuadrada y en ocasiones a más. Para un arma que trabaja con una P max de 55.000 psi, como muchos de los cartuchos modernos, ¡esto representa una disminución, o un incremento de hasta el 10%!

En nuestro caso con sólo emplear la punta de 180 grains de Speer de nariz redonda, en lugar de la BTSP, y manteniendo todos los demás parámetros sin cambios, la presión desciende de aproximadamente de cincuenta y siete mil libras a cincuenta y dos mil, reduciendo el retroceso en otro 4%. ¡Y ya llevamos un 9% acumulado!

Fotografía. De la dureza del núcleo y del espesor de las paredes de la camisa dependerá la fricación que se genere contra el cañón, y de ello el retroceso.

O sea que entre el empleo de lubricantes, los cambios al LTC y del tipo de punta ya hemos conseguido una disminución de la fuerza de retroceso que puede considerarse como importante. Estas tres variables, a pesar de su sencillez para poner en práctica y de su bajo costo, son consideradas como los cambios "finos" del proceso.

Ahora discutamos aquellos cambios que nos permitirán reducir drásticamente la fuerza de repliegue, hasta alcanzar valores del 50% de la misma. Son tres.

El primero de ellos constituye en bajar el peso de la punta disparada. En nuestro caso con sólo emplear una de 150 grains en lugar de los 180 originales, el retroceso cede otro catorce por ciento, ¡de 11.36 a 9.74 libras! Esto representa una reducción acumulada igual al veinticuatro por ciento del valor original. Ya no estamos hablando de un cambio sutil.

Sin embargo ese porcentaje está lejos aún de lograr una reducción ostensible y extremadamente notoria de la "patada". En otras palabras, nuestro .30-06 aún no hace "provechito" como un delicado bebé de pecho. ¿Cómo lograr completar ese faltante?

LOS DETALLES NO TAN PEQUEÑOS: CAÑONES, CULATAS Y ACCESORIOS.

Un arma de precisión extrema, que es lo que estamos buscando, que por ejemplo agrupe 8 milímetros @ 100 metros, no es una arma para defensa o para caza mayor,

y por lo tanto bien puede aceptar algunos pocos gramos más de peso. Un cañón tipo bull barrel puede ser una de las alternativas, pero una culata o una mira telescópica de tiro, más pesadas que las de caza, son otras formas de aumentar el peso del arma.

Como sea, con un aumento de sólo un kilogramo, que nos deja con un total cuatro kilos y medio (que para un arma larga de tiro es poco), llevamos al retroceso a 7.57 libras, disminuyendo así en un cuarenta y dos por ciento nuestra cifra inicial. Ahora ya el 06’ se comporta como un tierno .243, calibre reconocido por ser empleado por señoritas y niños muy pequeños.

Sí se considerase necesario reducir aún más el retroceso, lo cual sería exagerado, puede apelarse al uso de anillas y bases más pesadas, una mejor (y más pesada) mira, etc. Pero con la disminución ya lograda difícilmente sea necesario recurrir a estos trucos. Aunque no lo crean señores, un cuarenta y dos por ciento menos de zangoloteo del esqueleto ayuda mucho a afinar la puntería, y todo esto habiendo perdido solamente un quince por ciento de energía y ganando cincuenta pies de velocidad.

¿Le preocupa lo de la pérdida de energía? Piense en esto. Se estima que se precisan 1500 libras/pie de energía al momento del impacto para lidiar con animales de piel fina y de hasta 400 kilogramos de peso. Aquí nosotros hemos llevado esos valores de 2.933 a 2.536 libras en la boca del arma, lo cual nos garantiza que hasta los trescientos metros, que es una muy larga distancia, tendremos el "jugo" suficiente como para abatir cualquier animal dentro de ese rango. De manera tal que despreocúpese del asunto.

Bien, ahora que está listo para comenzar con los cambios, permítame darle una última pieza de información. Lo aconsejable, antes de añadir peso al arma, es jugar con las cuatro primeras variables en el orden dado más arriba, LTC, uso de lubricantes, cambios del tipo de punta y peso de la misma. Por lo general con eso es suficiente para reducir el retroceso a valores tolerables sin incurrir en grandes gastos o modificaciones. Pero como el arma es suya, y el hombro detrás de la misma también le pertenece, Ud. sabrá mejor que yo en que orden comenzar. Suerte.

por Daniel Stilmann