.300 WINCHESTER SHORT MÁGNUM.

La historia de los cartuchos denominados mágnum es larga, comenzando circa 1912. En ese año la casa Holland & Holland lanzó el .375 Magnum, con su famoso cinturón. Texto: Daniel Stilmann, Fotografías Carlos Coto y Daniel Stilmann.

Comparación de izquierda a derecha entre los cartuchos .308, .300 Winchester Mágnum y .300 Winchester Short Mágnum.

Fue un comienzo brillante, aunque errado y tardío, por que desde 1905, siete largos años antes de su debut, una vaina de estas características no era ya necesaria. Pero el cartucho gustó, y durante las próximas 8 décadas no hubo quien se animase a terminar con la bendita faja.

La historia de porqué ésta "cincha" se mantuvo es curiosa, y resulta necesario relatarla, ya que de lo contrario el comentario vertido sobre la utilidad de estos cinturones dará pie para más de una carta airada por parte de los lectores. Pero toda la cuestión tiene más que ver con la testadurez y el orgullo de los armeros de una nación, que con algún tipo de razones prácticas o razonables.

Los primeros en tener una necesidad imperiosa de crear armas y cartuchos poderosos fueron los ingleses, que al descubrir el tipo de bestias que habitaban en sus nuevas colonias, particularmente en el África y la India, no tardaron demasiado en darse cuenta de la inutilidad de sus escopetas para pájaros. Los pocos que sobrevivieron los primeros encuentros no tardaron en retornar a Londres y demandar a los armeros que le construyesen algo con que enfrentar, con alguna posibilidad, a los monstruos.

LOS "NUEVOS" CARTUCHOS PARA AFRICA COLONIAL.

Basados en las escopetas yuxtapuestas de la época, los artesanos ingleses dieron origen a los famosos rifles dobles. Esto al menos otorgaba a su dueño la posibilidad de un segundo disparo rápido, lo cual era todo un avance.

De izquierda a dercha, comparación entre el diámetro de las bases del .300 Winchester Mágnum, .300 Winchester Short Mágnum y .308 Winchester.

Pero aún se precisaba de algo más. Potencia, y con éste propósito se crearon los cartuchos tipo mágnum.

La escasa cartuchería de caza mayor de aquellas épocas estaba diseñada para pólvora negra o para cordita, lo cual significaba cartuchos de gran capacidad volumétrica y de paredes rectas, para evitar los peligrosos aumentos de presión de los cartuchos con cuello, ya comunes en esos días. El problema era controlar el head space de estos gigantescos cartuchos. Fue entonces el empleo tardío de estas pólvoras primitivas lo que dio lugar a la creación del cinturón.

Por la pocas posibilidades que tenían los ingleses de controlar la velocidad de ignición sobre las pólvoras modernas que comenzaban a utilizarse, la idea de utilizar una vaina agolletada, con las enormes cargas que requerían los cartuchos mágnum, resultaba simplemente descabellada. Las presiones intra camerulares se tornaban incontrolables.

Fue recién en 1905, con la aparición de las nuevas pólvoras alemanas de quemado progresivo (Centrallite), que se pudo comenzar a utilizar cartuchos de gran potencia dotados de vainas con hombro, que resolvían satisfactoriamente el problema del control del head space sin necesidad alguna de recurrir a un cinturón, tornando el uso de estos últimos en una idea obsoleta y carente de sentido práctico.

Pero los ingleses no tenían accesos a esas pólvoras, y solucionaron el problema de la única forma que pudieron; el "belt", que por controlar el espacio de cabeza desde la base de la vaina permitía el uso de cartuchos cilíndricos, sin cuellos de botella. El prestigio nacional estaba en juego, y no era cuestión de reconocer que aún siete años más tarde los alemanes seguían con la ventaja. De manera que continuaron con su cinturón por 80 años más.

Y sí los mismos se mantuvieron hasta hace poco fue por una razón de estética y de marketing, pero no eran necesarios ni prácticos en 1905, ni lo son ya, particularmente al momento de pasar el cartucho desde el almacén hasta la recámara en los fusiles a cerrojo, dónde el preciado cinturón suele ser fuente de problemas en los momentos más inoportunos. Fin de la historia y de la discusión.

Para aquellos que no recargan, ó que no están al tanto de los muchos aspectos de la balística interna, es necesario recalcar que es un hecho bien conocido que para regular el head space de la munición es mucho mejor, y seguro, hacerlo utilizando el hombro de la vaina y no el cinturón de la misma, y cualquier manual de recarga así lo indica, e incluso aconseja regular dicho espacio haciéndolo con el hombro de la vaina, incluso hasta cuando se trasfila cartuchos con cinturón.

Pero hubo además otros factores que determinaron el deceso de los clásicos mágnum. Uno de ellos fue el hecho de que estos cartuchos requieren de acciones más grandes, pesadas y costosas que las que se emplean para los cartuchos denominados normales. Esto obliga a que los armas que utilizan estas acciones tengan que ser dotadas con culatas de dimensiones especiales con mayores refuerzos en las mismas, como lo son los pasantes, todo lo cual encarece el producto final innecesariamente y agrega más peso al conjunto.

Así ésta situación, caracterizada por armas costosas y pesadas, se mantuvo hasta 1958, año en que Winchester lanza al mercado una serie de cartuchos mágnum cortos pero anchos, en los calibres .264, .338 y .458, que podían ser disparados desde acciones de largo estándar, pisándoles los talones Remington en el año 1962 con el 6,5 y el 7 milímetros Remington Mágnum.

Todos estos cartuchos, tanto de Rémington cómo de Winchester, poseían un diámetro de 13,51 mm, medido en su base y en el cinturón, contra los 12,01 de la munición standard de la época, como el .30/06, 8 x 57, etc.

Sin embargo todos estos nuevos cartuchos Mágnum continuaban luciendo el característico cinturón de adorno, y el mismo molestaba. Molestaba tanto al cazador, con los problemas potenciales al momento de recamarar un cartucho fresco, cómo a aquellos que recargaban su propia munición, los cuales regulaban el head space con el hombro del cartucho y no en el cinturón.

Pero a quien más molestaba la dichosa "liga" era a los fabricantes de vainas, los cuales tenían que lidiar con una serie de problemas operativos complejos y costosos para satisfacer un capricho absolutamente banal.

El problema se resolvió finalmente de una manera lógica y gradual: al diablo con la cincha, se aumentó aún más el diámetro de las vainas acortando el largo total. No más cinturones, acciones largas, pesadas y costosas, ni culatas especiales. El primer paso comercial en ésta dirección fue dado por fabricantes de armas independientes cómo John Lazzeroni y Don Allen de Dakota Arms, que luego fueron seguidos por Remington y Winchester, aunque todos ellos se basaron en las ideas de los wildcaters americanos, que siempre fueron los pioneros de la industria.

LA EVOLUCIÓN DE LAS MEDIDAS.

En su comienzo, las medidas evolucionaron a expensas de la longitud del cartucho. Hoy la expansión es hacia los lados con una notable reducción en el largo. Dibujo del cartucho tomado del manual de recarga de Speer.

Vaina del .300 H & H. Nótese cómo la vaina disminuye en diámetro hacia su parte anterior, lo cual fue modificado en el .300 W.M.

Las antiguas vainas de los cartuchos mágnum se basaban en las medidas del culote y el cinturón del .375 H&H, de .532 de diámetro (13,51 mm), siendo el diámetro de la vaina en su base de igual a .513 o 13,03 mm, con una capacidad una capacidad volumétrica de 90 grains de agua.

Las vainas de los Winchester Short Mágnum (WSM) se basan en el .404 Jefferey, un viejo cartucho inglés que data de 1910. Las medidas de la nueva vaina son 2.094" de longitud (53,18 milímetros), con un diámetro de .556 (14.12 milímetros), esto es 1,12 milímetros más anchas que las del .375.

Por su lado, la vaina del .300 Winchester Mágnum, diseñada en 1963, proviene de acortar la del .300 H & H (también de diámetro de 13,51 mm) de 2.850 a 2.620, y de rectificar su cuerpo para aumentar la capacidad.

El único problema con el diseño del .300 Winchester Mágnum es su corto cuello, que no permite un grip adecuado de las puntas más largas (200 y 220 grains), lo cual fue solucionado satisfactoriamente en el .300 Winchester Short Mágnum, que presenta un cuello más largo que el de su antecesor.

Esto le permitió a Winchester recamarar en acciones cortas su nuevo cartucho Mágnum, sin tener necesidad de retocar más que la cara anterior del cerrojo para acomodar el nuevo culote. En forma simultánea con la firma Browning- de hecho Winchester pertenece al mismo grupo de accionista- estas dos casas lanzan al mercado los modelos Winchester Featherwheigth 70 Classic con culata de madera, y el Browning modelo A-Bolt con culata sintética y acero inoxidable. Los pesos de estos rifles no llegan a las 7 libras.

Medidas de la vaina. .300 Winchester Mag.300. versus .300 W.S.M.

Diámetro de la vaina. .513 versus .556

Longitud de la vaina. 2.620 versus 2.094

PRESTACIONES Y DILEMAS.

Diámetro de vaina .300 WSM: .556.

De ésta manera se ofrece el mercado internacional dos modelos de rifles de precio moderado, aunque con prestaciones de tipo mágnum, con el peso y las dimensiones de un arma liviana de alta montaña. Se le suma a esto una mejora relativa en la precisión debido a las acciones compactas utilizadas, que son más rígidas, y una mejor ignición de la pólvora debido a la corta columna de fuego que presenta el cartucho.

Las prestaciones de este nuevo cartucho Winchester según las especificaciones de fabrica son: para la munición de 150 grains con proyectiles Ballistic Tip 3.300 pies por segundo con una energía en boca de 3.268 libras/pie. Para los cartuchos de 180 grains una velocidad equivalente a 2970 p/s. y una energía de 3.526 libras/pie. Por el momento la fabrica provee solamente estos dos tipos de munición.

La competencia se dejo oír y ya Ruger recamara este cartucho para su rifle de cerrojo modelo 77, mientras que la Remington -para no quedarse atrás en las ventas- saco su propia línea de cartuchería compacta basándose en los Ultra Mágnum, de largo más reducidos. Esta línea Remington es ofrecida por el momento en los calibres .270, 7 milímetros, .300 y .338, y está en estudio extenderla hacia los cartuchos de mayor porte.

Peso de las puntas. .300 Win. Mag. VERSUS .300 W.S.M.

150 grains. 3.301 p/s. VERSUS 3.300 p/s.

180 grains. 3.059 p/s. VERSUS 2.970 p/s.

El problema es que estos últimos cartuchos, refiriéndonos a lo de mayor calibre, por su retroceso no permitirán que las armas en las cuales se los empleará sean extremadamente livianas. Esto inevitablemente hecha por tierra una parte de los logros obtenidos al remover los cinturones.

Está por verse entonces, cómo la industria de las armas resolverá el dilema. Probablemente el uso de los frenos de boca sea una alternativa, aunque pagando el precio habitual; el aumento del rebufo.

Por el momento, la performance de estos mágnum retacones en calibres intermedios parece ser óptima, pero es demasiado pronto para juzgarlos. En presas del tamaño de los diferentes cérvidos y el jabalí parecen ser muy efectivos, pero también lo son muchos cartuchos anteriores a ellos, con o sin cinturón.

La superioridad del .300 WSM comparado con el .300 WM parece ser de tipo práctico, por cuanto permite el uso de acciones más cortas y livianas. Balísticamente son muy similares, y el desempeño de cada uno depende en gran manera de las pólvoras utilizadas para recargarlos.

CONCLUSIONES Y UNA ÚLTIMA PREGUNTA.

Las posibilidades de abatir presas a distancias siderales con estos cartuchos es una realidad innegable, pero ¿es eso considerado como cazar?

Antílope abatido con un .300 WSM a 300 metros de distancia.

La pregunta es, ¿podrán estos cartuchos ser empleados satisfactoriamente ante presas de mayor porte, en reemplazo de aquellos más antiguos pero más poderosos, a los cuales intentan destronar? Sí esto fuese factible se habrán ganado un lugar en el podio demostrando su utilidad. Pero sólo el tiempo nos dirá sí han pasado la prueba de aceptación, medida cómo es costumbre, por los volúmenes de venta.

Después de casi un siglo de trabajo duro y honrado, la pregunta sigue siendo, con o sin cinturón ¿quién le pone el cascabel en la cola al viejo .375 H & H?

por Daniel Stilmann