PREPARACIÓN FÍSICA PARA EL RECECHO DE MONTAÑA.

A pesar de nuestros múltiples empeños en transformar al mundo en un lugar seguro, cómodo y predecible para nosotros, la vida continúa dándonos sorpresas desagradables. Texto y fotografía: Daniel Stilmann.

Fotgrafía: El autor cazando durante la brama del ciervo colorado en la Cordillera de Los Andes.

Una de ellas, que afecta particularmente a la comunidad montera, es demostrarnos lo erróneo de nuestras teorías sobre la razón de ser de nuestras piernas.

Cualquier bípedo actual, inteligente y bien adaptado a nuestra "sana" vida citadina reconoce que las piernas en el ser humano cumplen exactamente dos funciones y media (sí, leyó bien, 2,5 funciones).

La primera de ellas, y primordial para nuestro ego, es hacer a los hombres más altos e importantes. La segunda función, y no menos importante, es la de ornamentación del sexo débil. La media función restante, ya en franca regresión, y que entra en acción solamente en aquellos casos desesperados en que no tenemos a mano un automóvil, avión, barco, silla de ruedas o algún cuadrúpedo para montar, es la de transportarnos de un punto a otro.

Claro, éste esquema simplista funciona bien hasta que uno decide hacerse una escapada a las presas que transcienden apaciblemente sus vidas a cualquier altitud que supere los dos metros por encima del nivel del mar. Aquí es dónde nuestro mundo se derrumba, demostrándonos que en contra de nuestro mejor saber y entender, las piernas sólo cumplen dos funciones.

La primera de ellas es transportarnos largas distancias, que al final del día parecen medirse en años luz. La segunda función es demostrarnos, dolorosamente, que todo esto se desarrolla a costa de un sacrificio infra humano.

¿Consejo? No salga a cazar. Ahora bien, sí después de advertido, y demostrando su inmensa incapacidad para aprender de consejos de terceros decide llevar a cabo esa escapada, lo menos que puede hacer es prepararse físicamente para soportar uno de los peores castigos de su vida; escalar en pos de su presa con el equipo de caza completo.

HACIENDO CUENTAS.

¿Qué presupone esto? Qué en el eventual y remotísimo caso de que UD no posea un gramo de grasa demás,

aún así deberá trepar cargando entre 10 y 20 kilogramos de peso extra, utilizando músculos que ni siquiera sabía que existían, lo cual es muy diferente a caminar sobre una superficie plana.

Cazar en terrenos elevados no significa acarrear solamente un arma para abatir una presa. Hay que considerar pequeños detalles cómo agua, alimento, e indumentaria adecuada para sobrevivir. Además de esto para localizar a la presa es necesario contar con los elementos imprescindibles cómo un telescopio y binoculares que tienen su peso.

Una vez derribada la bestia, es necesario limpiarla, obtener las fotografías correspondientes, extraer la carne y el trofeo, para lo cual se debe de contar con el equipo específico. Por último hay que descender con el producto. En total es una pequeña empresa que requiere de una cierta logística, preparación física y equipos adecuados.

La técnica de cacería de montaña se denomina "glassing", y junto con la descripción de la misma y los equipos necesarios será tratada en otro lugar y tiempo. Nos concentraremos aquí en la preparación física.

En la montaña el único medio de transporte confiable son nuestras piernas. Uno puede contar eventualmente con la ayuda de un helicóptero ó un caballo para acercarse ó localizar la presa, pero el rececho final siempre será hecho a pie. Esto sin contar lo que puede ocurrir sí herimos un animal y éste adopta un poca deportiva actitud cómo la de hacerse perseguir por horas, ó sí después del impacto decide suicidarse arrojándose en un barranco inaccesible, salvo para una cabra.

EL OBJETIVO A LOGRAR.

El objetivo de la preparación física es simple. Lograr alcanzarlo es otra historia.

El mismo consiste en poder caminar a paso rápido durante treinta minutos cargando una mochila de 20 kilogramos, y al final de la caminata subir a pie diez pisos sin agitarse.

¿Porqué 20 kilogramos de peso? Calcule entre cinco y seis kilos para el arma. Deje diez para mochila, agua, comida, calzado y ropa de abrigo. ¿Los otros cinco? Cuchillo, tijeras, chaira, linterna, binoculares, telescopio, walkie talkie o radio, GPS y alguna otra cosita que halla olvidado pero que veremos en su oportunidad. Le aseguro que en ésta lista no hay nada supernumerario.

Bien, comencemos gradualmente. Vístase con ropa y calzado cómodo y ligero y camine desde su hogar 15 minutos en cualquier dirección, a paso rápido y sin detenerse, y al cabo de los mismos regrese al punto de partida. Repita esto hasta que logre completar el recorrido sin cansarse y utilizando el mismo calzado que empleará durante la cacería. La experiencia le servirá para ablandarlo, y de paso evitar sorpresas desagradables a último momento.

Luego agregue la mochila vacía y con el transcurso de los días vaya agregando de a 500 gramos diarios. Tardará al menos (y con mucha suerte) 40 días en lograr transportar los 20 kilogramos de sobre peso. Recién cuando haya podido transportar ese peso sin agitarse, comience a subir y descender de a un piso por día por las escaleras. Esta vez probablemente tarde un poco más de lo estimado en lograr trepar esos diez pisos. Una nueva percepción y concepto del mundo iluminará su vida. De repente notará cuan alto es el edificio dónde vive, el enorme peso que representan esos 500 gramos extra, y probablemente Ud. y su familia comiencen a cuestionarse seriamente su sanidad mental.

LOS MÚSCULOS ACCESORIOS.

Con éste sencillo y poco ambicioso plan gimnástico habrá logrado preparar sus extremidades inferiores cómo para tener una oportunidad casi decente de sobrevivir a la aventura en la que se embarcó.

Recuerde que no es lo mismo realizar ésta proeza a cero metro sobre el nivel del mar que repetirla a 2.500 metros.

Pero, lamentablemente, esto no es todo. Resulta ser que los brazos en la montaña cumplen otras funciones además de las habituales, esto es empuñar el tenedor para comer o contar con los dedos. Estos apéndices superiores sirven además para elevarse, lamentablemente a fuerza de músculo. Tarea considerada poco intelectual, pero necesaria. ¿Y sabe Ud. que ayuda mucho a emular a las cabras, además de un buen par de brazos y piernas? Un mejor grupo de músculos abdominales anteriores.

Creo que no es necesario que le diga cómo se logra éste último propósito. Pero por las dudas, ¿cuándo fue la última vez que logró hacer 100 flexiones de brazos y 300 abdominales?

El plan presentado es el mínimo cómo para encarar seriamente una cacería de a pie por encima de los 1500 metros. Probablemente y con un poco de suerte no tenga que rastrear por horas una presa herida o recuperarla de un barranco, pero por las dudas no está de más saber que en caso de ser necesario podremos lograrlo. No sería redundante para nada practicar un poco de equitación antes de partir de cacería, de manera de tener los abeductores y abductores (uno de esos músculos de las piernas que normalmente no sabemos que existen, pero que duelen y mucho), en buenas condiciones. Esto de tener que caminar cómo sí estuviésemos paspados, además de doler resulta bochornoso.

En caso de que las exigencias físicas sean menores, éste plan de ejercicios puede reducirse proporcionalmente, pero sin cambiar el tipo de ejercicios. No sirve de nada poder correr 10 kilómetros sin agitarse, ya que en la montaña no se corre, amén de que se utilizan otros grupos musculares. Además de esto trotar no es exactamente la mejor forma de mantener las rodillas en buen estado y libres de micro traumatismos articulares.

NO CORRA, CAMINE.

Éste simple consejo, "no corra, camine", es sumamente importante, y forma parte de la estrategia de cacería y de supervivencia.

Moverse rápidamente a grandes alturas está contraindicado por diferentes motivos. El elevado consumo de oxigeno y la energía consumida al moverse de prisa, elementos que en esas condiciones no disponemos libremente, es la primera razón para andar despacio. Recuerde que allá arriba repostar las energías desperdiciadas no es posible.

Este consumo de oxígeno produce cansancio y agitación, dos factores que no ayudan para nada a concentrarnos en la búsqueda visual, y menos aún al momento de tener que sostener firmemente el arma, para la cual es necesario estar cómodo y no jadeando.

Por otro lado, moverse con prisa en la montaña significa hacer ruido y alertar a cuanto animal transite en kilómetros a la redonda, espantándolo. En la montaña nadie corre, y sí Ud. lo hace será el blanco de las miradas de todos, algo así como una bengala roja en medio de la noche.

Además, por razones de seguridad personal, moverse lentamente en la montaña es una necesidad. Éste último punto no precisa de mayores aclaraciones.

Resumiendo. Moverse lentamente es una obligación que reporta una serie de beneficios que no pueden ser ignorados en un medio que nos es totalmente adverso. La conservación de energía, crucial en estas circunstancias, es la llave de la cual depende los resultados en la montaña. Recuérdelo.

por Daniel Stilmann