La cuidadosa selección del cartucho a emplear es uno de los deberes morales del cazador. De ello no sólo depende su éxito ó fracaso, pero también el infligir una muerte rápida y sin dolor innecesario. Texto: Daniel Stilmann.
Ciervo Sika abatido con un 7-08 con punta de 120 grains.
Cualquier cartucho que porte una punta de caza entre los calibres .243 y .375 (6 a 9.52 milímetros), puede considerarse cómo perfectamente apto para la caza de los diferentes suidos y cérvidos, a menos que la legislación del país diga lo contrario.
Los extremos de éste rango de calibres pueden ser seriamente cuestionados, uno por insuficiente y el otro por sobre dimensionado, sin embargo ambos están plenamente justificados, y de hecho existen indicaciones precisas para su empleo. No todos los cérvidos y suidos presentan el mismo tamaño corporal, cuyo rango medio puede variar para ambas especies entre los 25 y los 300 kilogramos. Más aún, las condiciones de la cacería varían según la topografía del lugar y la modalidad de caza empleada por el cazador, y por ende los requisitos que debe de reunir un cartucho para ser empleado dentro del monte no son los mismos que aquel que se emplea en la llanura, y las condiciones que impone la montería sobre la cartuchería a emplear difieren mucho de aquellas impuestas sobre los cartuchos para rececho.
Para abatir un corzo ó un pecarí limpiamente, animales que no superan los 35 kilogramos, un cartucho de la clase .243, dotado con cualquier punta de caza mayor de 85 a 105 grains es suficiente. Un alce a 200 metros de distancia, con sus grandes huesos y peso, y en particular cuando se halla parcialmente oculto por ramas y arbustos, justifica el uso de un cartucho de calibre .375, con puntas de tipo premium.
El empleo de cartuchos de calibre reducido, alegando que el uso de sus parientes mayores es otorgar demasiada ventaja al cazador, no está justificado de ninguna manera. Emplear intencionalmente cartuchos marginales para la tarea significa exponerse a dejar en el campo una presa mal herida librada a su suerte. Por otro lado, una punta de calibre .375 dañará una menor porción del tejido comestible de un venado que una punta expansiva frágil del calibre .270 lanzada a altas velocidades. La vieja máxima que reza que siempre se debe utilizar "suficiente arma " es muy correcta.
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El viejo .45 Colt con sus gruesas y pesadas puntas resulta aún un cartucho ideal dentro del monte a distancias de hasta 100 metros, siendo empleado en pistolas y carabinas.
El grueso de los calibres empleados para la cacería de estas especies se halla entre los diámetros .264 y aquellos de los denominados de la clase .30, más conocida cómo .308 (6,5 a 7,62 milímetros respectivamente). Dentro de cada uno de esos calibres pueden encontrarse cartuchos que por su potencia y velocidad resultan perfectamente aptos para su empleo dentro del monte ó para ser utilizados principalmente en llanura.
Existe una regla general que se aplica para simplificar la selección del cartucho y el peso de la punta de caza a emplear. La misma se basa en el terreno dónde se desarrollará la cacería. Para condiciones de monte cerrado, con mucha maleza, se escogerán aquellos cartuchos con puntas del mayor diámetro y peso posible. La finalidad perseguida es la de obtener un alto poder de detención cuando se realizan disparos al bulto, casi sin posibilidad de escoger el punto de impacto. Esto ayuda a evitar dejar presas mal heridas que pueden posteriormente no ser recuperadas. Obviamente la filosofía empelada es la de la fuerza bruta, que cumple además otra finalidad: la de impedir que las ramas de algún árbol o la maleza desvíen el proyectil de su dirección, cómo ocurre con aquellos más livianos, particularmente a altas velocidades.
En oposición a esto, para los disparos a ser tomados en espacios abiertos a grandes distancias, que por lo general requieren de una cuidadosa selección del punto de impacto, se emplearán cartuchos de menor diámetro, con puntas más veloces y aerodinámicas.
La segunda regla que se puede emplear con el mismo fin es la de calcular la energía que el proyectil puede desarrollar. Se dice que para animales no peligrosos de piel fina, y hasta 300 kilogramos de peso, una energía de 1.500 libras por pie al momento del impacto, (no confundir con la energía en la boca del arma), es suficiente. Éste gradiente de energía asegura una buena penetración y expansión del proyectil, produciendo una muerte rápida y sin sufrimiento innecesario para la presa.
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La cacería de alta montaña, con sus grandes espacios abiertos hace necesario el empleo de cartuchos de largo alcance, con menor peso y munición estilizada.
Ésta segunda regla nos impone una limitación en cuanto a la distancia máxima a la cual podremos disparar. Cómo la energía es función de la velocidad, y la misma decrece con la distancia, es necesario saber hasta que distancia el conjunto cartucho / punta seleccionado mantendrá la energía mínima requerida. La información se obtiene de cualquier manual de recarga, programa de computación de balística ó del mismo fabricante.
Cómo guía baste recordar que una punta de 150 grains de un cartucho .308 acarrea esa energía hasta pasando los 300 metros de distancia.
Resultaría imposible aquí enunciar la larga lista de cartuchos para armas cortas y largas aptos para la caza de ciervos que existen, o entrar en discusiones académicas sobre las bondades de cada uno. En manos hábiles todos ellos son buenos, y más tarde ó más temprano matan por igual, aunque es necesario recordar que no existe el cartucho perfecto. Sin embargo hay una serie de ellos que se han convertido en clásicos por su eficiencia y disponibilidad, a los cuales nos referiremos someramente.
Hemos creído que la forma más ágil de presentar la información en un cuadro comparativo, absteniéndonos de realizar comentarios que puedan resultar parciales. Los cartuchos escogidos para ilustrar el cuadro son aquellos reportados por las fábricas de municiones cómo los de más venta, lo cual es un buen parámetro sobre la eficiencia y practicidad de los mismos.
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Comparación entre los cartuchos y las puntas de dos descendientes del .30-06 Springfield: el .270 Winchester y el .35 Whelen. El primero de ellos resulta excelente para emplear en llanura sobre animales de hasta 200 kilogramos, mientras que el .35 Whelen es un cartucho ideal para las monterías y lugares cerrados sobre animales con un peso de hasta 300 kilogramos ó más.
Cartucho Peso de punta Distancia Monte Llanura Peso animal
.243 Win.
6 milímetros. 85- 105 grains Hasta 200
Metros. X X Hasta 100 kgs.
6,5X 55 Máuser
6,7 milímetros.
120- 160 grains Hasta 200
Metros. X X
Hasta 150 kgs.
.270 Win.
6,8 milímetros. 120-175 grains Hasta 200 metros. X Hasta 150 kgs.
7 X 57 Máuser
7,2 milímetros. . 110-175 grains Hasta 200 metros. X X Hasta 150 kgs.
7 Rem. Mag.
7,2 milímetros. 130-195 grains Hasta 250 metros. X Hasta 200 kgs.
.30-6 Spring.
7,62 mil. 150-180 grains Hasta 200 metros. X X Hasta 200 kgs.
.300 Win. Mag.
7,62 milímetros. 165-200 grains Hasta 250 metros. X Hasta 250 kgs.
.300 W.S.M.
7,62 milímetros. 165-200 grains Hasta 250 metros. X Hasta 250 kgs.
8 X 57 Máuser
7,92 milímetros. 150-180 grains Hasta 200 metros. X X Hasta 200 kgs.
.338 Win. Mag.
8,58 milímetros 180-250 grains Hasta 280 metros. X X Hasta 300 kgs.
.35 Whelen.
8,89 milímetros 215-250 grains Hasta 200 metros. X Hasta 300 kgs.
.375 H & H.
9,52 milímetros 215-300 grains Hasta 300 metros. X X > 300 kgs.
La lista es ciertamente incompleta, pero intenta ser representativa, utilizándose en su confección los cartuchos de uso común en ambas orillas del Atlántico. En la misma se incluyen los cartuchos estándar, los mágnum, y cómo ejemplo uno de los nuevos cartuchos Short Mágnum, el .300 WSM.
La división entre cartuchos para monte y aquellas de llanura es artificial y debe ser tomada con ciertas consideraciones. El .270 Winchester, o el 7 mm Remington Mágnum pueden ser tan efectivos dentro del monte como cualquier otro cartucho, y de hecho lo son. Lo que ocurre es que las armas recamaradas en estos calibres están por lo general dotadas con cañones de 26 pulgadas, incómodos para maniobrar dentro de espacios reducidos.
Pero aún con un cañón corto, los cartuchos ultra veloces, están desaconsejados para su empleo a cortas distancias, a menos que se los dote con puntas duras de muy buena calidad.
Una punta endeble lanzada a muy alta velocidad, cómo ocurre a las cortas distancias a las cuales se dispara en el bosque, terminará estallando al contacto con la superficie del animal, generando una herida banal que no anclará a la res en el lugar, pero que le producirá la muerte por infección días después.
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El empleo de armas de puño de gran poder de detención, como éste 44 Magnum es cada vez más frecuente entre los cazadores.
Las cifras para las distancias, pesos de las puntas y de los animales de caza que figuran en el cuadro de valores son los promedios encontrados en la vida cotidiana. Respetando las mismas las posibilidades de abatir rápidamente a la presa sin exponerse a largos rastreos posteriores, son grandes. Esto no excluye que bajo condiciones específicas y ante disparos impecablemente colocados estos parámetros no puedan ser modificados. Un alce pesa ciertamente más de 300 kilogramos, y por motivos históricos y de disponibilidad de armas y cartuchos, es abatido en los países escandinavos con calibres tan pequeños cómo los diferentes 6,5 milímetros con puntas de 160 grains de peso, cuando indudablemente el empleo de alguno de los cartuchos cómo los diferentes .338, el .35 Whelen ó el mismo .375 H & H resultarían más adecuados.
Para todos estos cartuchos, con excepción de los tres últimos mencionados, se recomienda utilizar los proyectiles expansivos de buena calidad del mayor peso con el cual el cartucho pueda desempeñarse correctamente.
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Comparación entre el nuevo .270 WSM y el clásico .270 Winchester.
Los nuevos short mágnum basados en calibres clásicos cómo el .270 ó el .30, han abierto una serie de posibilidades al cazador en lo que se refiere a alcance máximo efectivo. Sí a esto se le suma el hecho de que las modernas puntas de caza permiten reducir los calibres para lograr los mismos resultados que antes requerían de diámetros y pesos muy superiores, es de esperar que muchos de los cartuchos clásicos que figuran en la tabla presentada desaparezcan en los próximos años.
El empleo de armas de puño en la caza mayor está sujeto a diferentes legislaciones, pero en aquellos lugares dónde su empleo es legal, los cartuchos más empleados dependen del tipo de arma, dependiendo que ésta sea un revólver ó una pistola monotiro del tipo de las Thompson Center Contender.
Entre los revólveres, los calibres más conocidos y empleados se encuentran el .357 y el .44 Mágnum. Estos cartuchos permiten realizar disparos efectivos sobre animales no peligroso de piel fina de no más de 200 kilogramos hasta una distancia de 50 metros. El moderno .454 Casull amplía dichos límites, pero su manejo puede resultar difícil para algunos debido a su retroceso.
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Pecarí obtenido con un arma de puño (Thompson Center Contender).
Muy diferente es la situación que presentan las modernas pistolas monotiro dotadas con miras ópticas, que permiten el empleo de casi cualquier cartucho de arma larga sin requerir modificaciones. El alcance, precisión y potencia de estas armas está casi a la par de la de las carabinas, permitiendo realizar disparos efectivos hasta distancias de 150 metros.
Los cartuchos más empleados con éste tipo de armas en la cacería de ciervos y suidos son aquellos de calibre 7 milímetros y los de la clase .30 (7,62 milímetros), ya que el dominio del retroceso por parte del cazador resulta sencillo, y por su potencia resultan óptimos para emplear sobre estas especies.