¿Que incidencia ha tenido la caza en el desarrollo de la sociedad hiumana? Texto: Daniel Stilmann.
En medio de un mundo en el cual existen grupos cada día más radicales, los cazadores no hemos podido escapar del accionar perverso de algunos de estos núcleos enfermos de la sociedad. Sí bien la tendencia se está revertiendo en forma gradual, aún los resabios de ciertas formas de pensar del siglo pasado continúan generando problemas con la caza, el manejo de la fauna y con la explotación correcta de la misma.
Pero vayamos paso a paso, tratando de entender que importancia ha tenido la caza en la evolución humana, de modo que podamos comprender las funciones de la misma en el esquema actual de nuestra sociedad.
Ésta actividad ha sido uno de los factores principales responsables por el crecimiento y desarrollo intelectual de la más poderosa máquina conocida: el cerebro humano. Ese crecimiento se produjo gracias a las proteínas aportadas por la carne de caza, mientras que el desarrollo intelectual fue inducido en parte por el pensamiento que surgió de resolver los problemas cotidianos de la cacería. Las respuestas producto de ese pensamiento dieron origen a algunas de las herramientas más antiguas del mundo, tales como la lanza, la honda o el arco y flecha, elementos cruciales sobre los cuales se forjaron nuestras primeras sociedades.
La tecnología emergente de las necesidades cinegéticas forma parte muy importante del vasto patrimonio cultural universal, y específicamente esa tecnología creada alrededor de las armas puede considerase, para bien o para mal, e independientemente de nuestras ideas personales, como el núcleo responsable por la evolución de nuestra especie.
Como ejemplo del desarrollo intelectual inducido por la caza basta con recordar que la metalurgia se crea con el fin de encontrar armas de mayor dureza. Ese pequeño detalle, desarrollar objetos cortantes más duros, nos permitió reemplazar sucesivamente a la piedra por el cobre, al cobre por el bronce y al hierro por el acero.
Fue esa constante búsqueda de nuevas tecnologías la que hizo no solamente que el mundo avanzara,
convirtiendo a cada una de los pueblos que desarrolló dicha tecnología en el amo de turno, si no que además tubo la virtud de hacernos comprender la enorme capacidad de nuestro cerebro.
Las armas, por mucho desprecio que por ellas se tenga, han sido, y serán, una de las ruedas que mueven al mundo. Y las armas fueron el producto de las necesidades de la caza, y ésta a su vez producto de una de las necesidades básicas de cualquier organismo viviente; alimentarse. Luego, sí la caza nos permitió crecer y dio lugar a las armas, y estas a su vez a la tecnología del metal, piedra angular del mundo ¿cómo podemos intentar renegar de ella?
Sí a esto se le agrega el hecho de que la práctica de la caza ha sido el factor determinante que disparó la diseminación humana sobre la faz de la Tierra tal vez se pueda comenzar a comprender la importancia de ésta actividad en nuestra existencia. Es como si quien diseñó el Universo se haya querido asegurar que los humanos jamás olvidásemos cuales eran nuestras obligaciones. Es obvio que la caza ha sido una de nuestras actividades más importantes, y que ha tenido, y tiene aún un papel preponderante en nuestro desarrollo, evolución y bienestar.
A pesar de que hoy en día la enorme mayoría de la población mundial puede prescindir de cualquier forma de caza, pesca o recolección para su supervivencia, los humanos no hemos querido, ni podido, cesar con ésta actividad. Esto es un hecho irrefutable de que la caza en sí no es un mero capricho de pocos o de ricos, y menos aún de grupos con una determinada ideología, como más de uno desea hacernos creer, si no algo profundamente arraigado en nuestra plantilla genética y muy caro a la naturaleza humana.
Hoy la caza deportiva es una de las herramientas en la reconversión de actividades económicas de núcleos subdesarrollados.
Lo importante de ésta alternativa es que actúa sobre el medio ambiente sin alterarlo, incluso preservándolo.
No solo la caza permite el ingreso de fondos reales tan necesitados por dichos grupos, si no que además es el medio para lograr un manejo de fauna correcto. La caza deportiva ha sido y continúa siendo la única forma de recaudar fondos para el cuidado y mantenimiento de este valioso recurso renovable natural.
La historia de la caza deportiva se inicia aparece alrededor del año mil doscientos, de manera que como tal es una actividad relativamente nueva en nuestra sociedad. Sí bien aún no comprendemos en toda su extensión cual es el papel que cumple en el mundo actual, es incorrecto juzgarla como lo hacen ciertos núcleos reducidos, probablemente con una agenda de intereses personales ocultos tras la crítica. Pero ya el mero hecho de ayudar a bastos grupos humanos a mejorar su calidad de vida, y a permitir el tan necesario manejo de fauna, debería ser más que suficiente para acallar al más virulento de nuestros detractores.
Lo cierto es que mucho antes de nuestra aparición en la superficie de la Tierra, aún antes de la era de los dinosaurios, el mundo se inició repartiéndose entre animales de presa y predadores. Quien quiera que se haya hecho cargo del reparto de funciones, como lo es el instinto predador del hombre, repitió el esquema básico presa / predador a lo largo de muchos cientos de millones de años. Y la Naturaleza solo repite aquellos ensayos exitosos. Los que no funcionan son rápidamente descartados.
Y ya sea la Naturaleza o algún Dios el responsable por dicho esquema merece ser correctamente interpretado antes que neciamente juzgado. Más bien habría que tomar a aquellos que se oponen irracionalmente a la caza como los verdaderos caprichosos y anormales de nuestra especie.
Poco después del desmembramiento del Imperio Romano la caza deja de ser una necesidad para convertirse en un deporte.
La pregunta es ¿porqué ocurre éste cambio? El motivo para ello se puede encontrar en el éxito del ser humano en la domesticación de otros animales, la labranza racional y cada vez más tecnificada de la tierra, y en el sistema comunitario que adopta la sociedad con distribución de roles y ocupaciones entre sus componentes.
Posteriormente las grandes matanzas de animales salvajes por motivos comerciales, fundamentalmente por el valor de su piel, y las enormes perdidas de bosques naturales producidas por el aumento de población lograron reducir la fauna a niveles tan bajos que la caza deportiva se tornó en una actividad costosa, solamente accesible para una elite.
Probablemente esto, las matanzas de animales salvajes, y las dos guerras mundiales crearon un sentimiento de rechazo por las armas y la caza que se sintió profundamente a partir de la década del 60 hasta medidos de los años 80 del siglo pasado. Fue en los Estados Unidos, país con una fuerte tradición cinegética, y derechos únicos de sus ciudadanos sobre las armas, donde el ataque a los cazadores fue más virulento, particularmente a manos de aquellos interesados en que se levantaran ciertas protecciones sobre ciertos recursos naturales.
En esa oportunidad, y hasta el día de hoy (después de casi 70 años y gracias al Acta Pitmann Roberts, USA), fueron los cazadores de ese país y sus aportes al sistema los únicos que cooperaron para mantener y mejorar la fauna. De estos aportes surgieron los fondos necesarios para la investigación y protección de la fauna, y dicha investigación sentó las bases del moderno manejo de fauna que tanto éxito ha tenido en el ámbito mundial.
Hoy en día la caza deportiva mueve cifras de dinero realmente asombrosas medidas en billones de dolares.
Solamente en los Estados Unidos genera 5 billones (5 mil millones) de dólares en licencias, un millón doscientos mil puestos estables de trabajo que representan 28 billones (28 mil millones) de dolares en salarios y ocupa el séptimo lugar en el ranking mundial de las industrias, todo esto sin contaminar, recuperando y mejorando el medio ambiente y con un constante incremento en los números de la fauna. ¿Sorprendente? No. Lo sorprendente sería que no hubiese intereses económicos creados en su contra, considerando las cifras que moviliza.
¿Y cuales son esos intereses, o a quien representan? Los ganaderos y agricultores fueron los primeros en creerse afectados por la fauna. Hoy en día entienden que el manejo racional de la tierra es crítico, aunque en el pasado fueron los grupos mas interesados en combatir a la fauna por creer que la misma competía con sus intereses. En la actualidad se han visto reemplazados en la actividad de tala y destrucción (conocida como de tierra arrasada) por aquellos en el negocio inmobiliario. Para este grupo la fauna y flora representa un serio escollo, en particular en países donde la destrucción indiscriminada de ambas ya no es aceptable.
Hay otros grupos menores con motivos políticos, que en definitiva, y como de costumbre, también responden a intereses económicos. No es el fin de ésta nota analizarlos, si no que el lector mantenga presente su existencia, de manera de poder comprender las intenciones de los detractores de la caza.
En un mundo absolutamente material, en el cual una actividad tan ligada a los humanos como lo es la cacería también se ha visto afectada por esa filosofía materialista, la caza brinda recursos económicos genuinos, protege a la fauna, mejora el medio ambiente y sirve como fuente de esparcimiento a una sociedad que cada vez depende más de la industria del ocio. Evidentemente el papel de la caza en la sociedad humana se ha visto notablemente transformado, pero lo importante es que la actividad ha sobrevivido.
Sin embargo el empleo de la palabra sobrevivir tal vez no sea el adecuado. Quizá la caza sea tan importante para nosotros que simplemente no hemos podido erradicarla de nuestro comportamiento y vamos adaptando la misma a nuestras necesidades y evolución. Solo el tiempo tendrá la palabra final, y para ello es probable que deban transcurrir otros cien mil años. Mientras tanto mi amigo, ¡tenga Ud. una buena jornada de caza!