Texto por Daniel Stilmann.
Entre los WSM (Winchester Short Magnum), los SAUM (Short Action Ultra Magnum), los WSSM (Winchester Super Short Magnum) y los fusiles monotiro, y sí creemos en lo que los fabricantes nos dicen, parecería ser como que hemos pegado un gran salto hacia delante.
Pero, ¿es eso cierto, o son simples argumentos de venta? Más aún, los cazadores, que somos en definitiva los destinatarios finales de tanta bonanza, ¿sabemos para que fueron creados, o cual es el uso adecuado de estas supuestas maravillas?
Mirando el panorama en forma global, y tomando las cosas desde el punto de vista de los cartuchos, sector en el cual las novedades son más frecuentes, hemos visto aparecer una serie de estos elementos que se caracterizan por ser más cortos, gruesos, y en teoría más potentes que aquellos a quienes intentan reemplazar. Me refiero a los Short Mágnum (S.M.), que fueron los que dieron la patada inicial de éste partido.
Eso no fue así, ya que el objetivo de las fábricas fue siempre otro muy distinto como veremos a continuación. Sin embargo la falsa expectativa generada fue algo que la que la industria se cuidó mucho en no desalentar, ya que cómo argumento de ventas resultó más convincente que la verdad.
Sí los Short y Súper Short Magnum no generan mayores velocidades, y por ende energía terminal, uno puede plantearse cual es la utilidad de los mismos, sí es que la tienen, y de ser así para que y cómo se emplean. En otras palabras, ¿cómo sacar el mejor provecho de ellos?
Lo primero que debemos saber es que la filosofía de los ingenieros de fábrica al momento en que aparecieron todas estas innovaciones no era la de acortar un cartucho por el placer de hacerlo y de paso obtener ganancias, si no la de acortarlo para reducir el largo de los mecanismo de acción, recortando así el peso del arma.
Esta proeza se había logrado hace medio siglo atrás cuando los militares americanos decidieron el reemplazo del .30-06 Springfield (7,62 x 64) por el .308 Winchester (7,62 x 51), con el fin de poder fabricar armas semiautomáticas más livianas. Esa reducción de 13 milímetros del largo de vaina no significó una perdida significativa en velocidad o energía, ya que el requerimiento del ejército era precisamente ese; reemplazar al .30-06 por otro cartucho más corto pero de iguales prestaciones.
Esto es exactamente lo que se ha hecho con los cartuchos Mágnum que fueran reemplazados por los Short Mágnum y Súper Short Mágnum.
Parecería ser que así fue, pues ambos aparentemente han llegado para quedarse, pero una vez más, no por las razones por las que fueron creados, si no por ignorancia o simple vanidad, ya que salvo algunos pocos colegas jamás prestaron atención alguna al tonelaje de su arma.
A ésta altura del partido sería interesante plantearse una pregunta. ¿Qué tan importante es esa pérdida de peso y a quienes beneficias?
Antes de entrar en detalles aclaremos algo. Esa reducción del peso es la misma que en gran medida limita el interés por estos cartuchos, ya que a menor peso del arma, existe otro factor de importancia que crece considerablemente: el retroceso, algo ampliamente desdeñadas por el público en general.
La pérdida de peso del arma está solamente justificada para un grupo muy particular de cazadores; aquellos que encuentran insisten y un enfermizo placer en escalar las montañas más altas o cruzar grandes praderas de a pie en pos de su presa, siempre y cuando sus trofeos sean animales con buenos modales, piel fina, y no más de 500 kilogramos de peso.
Éste grupo de colegas suele gastar ingentes cantidades de calorías y realizar esfuerzos sobre humanos para alcanzar el hábitat de sus presas. Además de un arma ligera requieren poder realizar con la misma disparos precisos a distancias relativamente largas, aunque tomados sobre animales tranquilos. Sí UD es uno de extraños humanos que disfrutan persiguiendo a sus presas en estos recónditos lugares del planeta, y sus presas se amoldan a las características descriptas, incluyendo cérvidos, caprinos y suidos, cuanto más liviana sea el arma, mejor para UD.
Sustituya un ciervo, un jabalí o alguna de las cabras habituales por un animal de piel gruesa y mil kilogramos de peso, afecto a montar rabietas asesinas y o persecuciones de mal gusto, y piense en el tipo de cartucho adecuado que para lidiar adecuadamente con semejante esperpento se recomienda.
En el preciso instante en que visualice uno de estos imponentes cartuchos, y asocie su imagen patriarcal con el retroceso que genera, comprenderá rápidamente por que para éste grupo de recechistas ninguna fábrica de armas intentó sorprenderlo jamás con algo así cómo un .458 Súper Short Magnum. Créame que de ser su hombro el que tiene que soportar el chubasco, lo último que deseará es que alguien se ofrezca a reducir el ya escaso peso del arma, no importa cuanto pese.
Bien, hasta aquí hemos visto quienes, dentro de los recechistas, se pueden beneficiar con estos cartuchos cortos. Pero no todo el mundo caza de ésta manera. ¿Qué hay de los esperistas y los monteros? ¿Justifica para ellos la inversión que representa despojarse de su vieja y confiable arma por otra que le brindará iguales prestaciones pero con menor peso?
Creo que no, ya que para ellos el peso del arma poco significa desde que solo deben de acarrearla por cortos trayectos, y que la logística necesaria para recobrar y extraer la pieza del campo está provista por terceros.
De cambiar cartuchos habría que hacerlo por alguno de los nuevos “pesados” diseñados para armas a palanca como el .480 Ruger, el .444 Marlin, .454 Casull o inclusive el viejo .45-70 Remington (éste último recargado a presiones de trabajo modernas que otorga la pólvora sin humo) La necesidad aquí es de un proyectil corpulento, de punta trunca, que por su peso no se desvíe por el efecto de ramas, para hacer disparos en rápida sucesión y a no más de 100 metros en el mejor de los casos.
Todo esto nos deja con el reducido espectro de especies cinegéticas mencionadas previamente, sobre las cuales los nuevos Short y Súper Short Mágnum resultan de utilidad. Claro está que sí uno mira el problema desde el punto de vista de los fabricantes, la cacería de rececho de cérvidos, suidos y caprinos representa el 90% de las presas deportivas, y como a nadie se le ocurre perseguir a estos animales menores con un .416 Rigby, las cosas parecen hacer mucho sentido para todos (fabricantes y usuarios)
Éste problema de acción y reacción de las masas, o retroceso, se puede minimizar empleando una buena cantonera o un freno de boca, siempre y cuando éste último no añada mucho peso al arma. Pero antes de comenzar a gastar dinero en ello, pruebe disparando puntas más livianas.
A mayor peso de punta, mayor retroceso, pero eso no implica necesariamente mayor energía terminal, ya que lo que más cuenta en la ecuación de Einstein (E = masa X aceleración), es la velocidad al momento de impacto. El secreto entonces reside en emplear una punta de 165 grains en lugar de otra de 180. La primera es considerada como liviana para los SM y SSM, pero con ello se obtienen dos beneficios; aumentar la energía del impacto y reducir el retroceso percibido.
Eso sí, sí va emplear un proyectil tan liviano, asegúrese que es una punta expansiva de las denominadas duras, también llamadas Premium, de expansión controlada o balas tipo “boutique”, capaces de resistir el impacto brutal de la alta velocidad, proveyendo así con una buena penetración y expansión dentro de la presa.
Ahora sí. Sí UD es un cazador de rececho de cérvidos o similares, conciente de que disparando puntas más livianas se verá beneficiado, y realmente ha notado al menos una vez en su vida que su arma pesa demasiado, puede considerarse el candidato ideal para trocar su viejo Mágnum por un nuevo S.M. ó S.S.M. De lo contrario no se complique la vida y deje las cosas como están.
Para ilustra la nota se incluyeron dos diseños de cartuchos (.300 WM y .300 WSM) y un gráfico comparando las trayectorias entre el .300 WM y el .300 WSM con puntas de 180 y 165 grains respectivamente.